Aunque es evidente, no podemos olvidar que la cosecha depende de la buena polinización de la flores productivas – “hembras”.
Por medio de la PODA y la NUTRICIÓN buscamos el máximo posible de ramas por árbol y por consiguiente de flores, lo esencial es, también, poder POLINIZAR estas flores. Para ello necesitamos polen bien distribuido en las plantaciones cuando las flores hembras son receptivas.
Las flores masculinas son de forma apiñada o globular. Empiezan a madurar primero en las ramas de la base del árbol. Las últimas flores a madurar son las situadas en las ramas altas del árbol.
Cada flor “masculina” tira polen durante 3 o 4 días. Esto explica que los árboles polinizantes los queramos hacer grandes y ALTOS ya que ello amplia y alarga el efecto de coincidencia de floración con los arboles “ hembra”. Hay que podar los árboles machos para que se hagan ALTOS.
Las flores femeninas tienen forma como de “dedo”. Cada yema de flor tiene unos 150 óvulos (solo queremos de 15 a 20 frutos) por racimo. La apertura de las escamas se hace, en cada flor, en un periodo de 3 o 4 días. Cada óvulo, solo es receptivo al polen durante un día. No todas las flores femeninas de un árbol florecen a la vez, de hecho la floración se alarga un periodo de unas dos semanas. Las primeras flores “ hembra” a madurar son las ubicadas en la parte alta del árbol.
Una buena polinización es aquella en la que la mayoría de flores desarrollan racimos de 15 a 20 frutos o más, por racimo.
En plantaciones relativamente jóvenes (de menos de 15 años) pueden existir problemas puntuales de CANTIDAD de polen o de COINCIDENCIA DE FLORACIONES (Macho – Hembra), que desaparecen de forma natural al desarrollarse los árboles polinizantes a tamaños “Altos”.
COINCIDENCIA DE FLORACIÓN – PETERS / KERMAN Y LAS HORAS DE FRÍO ACUMULADAS
La regla de oro de la polinización: